Como reynosense, en lo particular guardo un peculiar cariño al BorderFest.
Supe de esta festividad ya cuando pasaba de los 20 años de edad, cuando mi afición al rock and roll “ochentero” crecía y el BorderFest se había convertido en un festival obligado para ver bandas como Quiet Riot, Ratt, Men at Work, Survivor y muchas otras de esas que llenaban grandes arenas y hasta estadios durante sus mejores años.
En ese entonces, el BorderFest se celebraba en un pequeño parque, Memorial Park de Hidalgo. Encontrar estacionamiento era una odisea y caminar entre tumultos de gente a veces resulta incómodo, pero era parte del encanto que produce un festival de ese tipo, de esos de ciudades pequeñas.
Si bien, desde que se mudó a los terrenos de la Arena State Farm (antes Dodge), para mí y muchos de mis amigos dejó de ser lo mismo.
Poco a poco dejaron de presentarse aquellas legendarias bandas de rock y se abrió paso a los grupos tributo, que a los pocos años también dejaron de presentarse y todo se convirtió en regional y texano, gusto predominante en esta región.
Recuerdo mucho el abrazo entre los alcaldes de Hidalgo, Texas y Reynosa, Tamaulipas, a medio puente internacional. Los Winter Texans caminaban junto con un montón de autoridades gringas y mexicanas acompañados de la banda de música de la preparatoria de Hidalgo – campeones estatales en los años 1998 y 2000 – rumbo a la plaza principal de mi ciudad.
Como dato curioso, en ese entonces, sin saberlo, caminé junto a mi esposa a quien aún no conocía. Ella tocaba el saxofón en la banda de música y fue líder de la misma en el año 2000.
Don Jesús Cavazos, fotógrafo oficial de la ciudad de Reynosa durante más de 40 años, presumía orgullosamente de contar con fotografías de ese típico abrazo del ex alcalde de Hidalgo, John David Franz, con más de media docena de alcaldes Reynosenses.
La noticia de la nueva sede del BorderFest le ha caído como una cubetada de agua fría a los residentes de la ciudad de Hidalgo, que sienten como muy suya esta celebración emblemática del Valle de Texas.
En honor a la verdad, pocos creemos que decisión de trasladar el BorderFest de Hidalgo a McAllen sea impulsada por la falta de espacio, como argumentan los representantes del festival, constituido en una agrupación no lucrativa desde el 2010.
Para nadie es desconocida la forma en la que John David Franz, alcalde de Hidalgo durante 22 años, dimitió en el 2012.
En medio de acusaciones sobre su lugar de residencia y tras la creación de un grupo antagónico encabezado por su tío Rudy Franz, el también abogado renunció confiando en mantener una influencia política a través de sus aliados. Sin embargo la elección no favoreció a su grupo sino al de su tío y resultó electo Martín Cepeda.
Tiempo después, en el 2014, Joe Vera III renunció como Gerente de Hidalgo y fue contratado por la ciudad de McAllen, entre otras cosas, precisamente por su experiencia como pieza clave del BorderFest.
Ambos, Franz y Vera son piezas claves de la Asociación BorderFest.
En los siguientes días seguramente veremos una batalla legal entre las ciudades de Hidalgo y McAllen por conservar el nombre BorderFest. Hasta ahora, todo parece indicar que podría haber dos BorderFest en Marzo, en lo que se destraba la pelea legal.
Ya una vez uno de los eventos de más tradición de Hidalgo cambió de sede derivado de las diferencias políticas surgidas en el 2012: la Posada de Ramón Ayala. Ese año la Posada se realizó en Pharr.
Aunque en ese entonces anunció que cada año haría el evento en distintas ciudades del Valle de Texas, lo cierto es que la relación con las autoridades de Hidalgo mejoró y la Posada regresó a la misma sede.
Será difícil para los residentes de Hidalgo creer que la reubicación de “su” festival se debe a cuestiones de espacio y más difícil será convencerlos de que los integrantes de la Asociación BorderFest no lo están tratando como un proyecto meramente personal.
Tener dos BorderFest no me desagrada, y menos si al menos uno retoma la tradición del buen rock and roll.